Alika se convirtió en referente indiscutible de la música roots latinoamericana y lo hizo como artista independiente. “Eso es libertad”, dice. Lleva el sound system a los barrios, piensa que “el disco ya fue” y está convencida de que “la palabra y el sonido son cosas muy poderosas”.
Alika llega con Kibir, su hija de diez años, al bar donde acordamos la entrevista. Kibir se sienta en la barra para conectar su tablet que está sin batería. Las dos, sin saberlo, piden lo mismo: licuado de naranja y durazno.
“Kibir también escribe canciones pero es más rockera”, cuenta la madre. La nena canta “El mundo es gris”, uno de los temas que compuso. Tiene poesía, es un poco oscuro y efectivamente suena más rockero.
En un principio, el encuentro iba a ser por la mañana pero Alika tocó la noche anterior en un pub de Rafael Calzada, en el conurbano bonaerense, y necesitaba dormir un poco más.
“Este año decidimos llevar el sound system a los barrios porque hay gente que vive re lejos y no puede venir a verte cuando tocás en Niceto porque es una fortuna: la entrada, el viaje, después cómo te volvés a tu casa. Entonces cuando vamos ahí aparece un montón de gente que nos escucha y le encanta, pero que no te va a ver a otro lado porque no tiene los recursos”.
Alicia Dal Monte inició su carrera con Actitud María María, una de las primeras bandas de rap de la Argentina, y con Alika y Nueva Alianza se convirtió en un referente del Roots Reggae Dancehall de habla hispana.
“Yo quería hacer música roots, que en inglés quiere decir ‘raíces’, entonces quería que mi nombre tuviera que ver con eso. Y la raíz más antigua del nombre Alicia es Alika, que es de Etiopía”.
Acaba de lanzar su último single, “Jengibre”, y dice que “el disco ya fue”. Piensa un momento pero a medida que avanza la charla, desarrolla su idea. “¿Quién usa el disco? Yo no, por ejemplo. Yo tengo todos mis CDs en un estante y no los escucho. Escucho música de otro lado, de la compu. Siento que a todo el mundo le debe pasar lo mismo y tengo ganas de grabar singles”.
- La idea de que “el disco ya fue”, ¿tiene que ver con ser una artista independiente?
- Yo soy independiente pero me di cuenta de que seguía usando las fórmulas que usan las discográficas. Hacer un disco, sacar el disco, editar el disco, entonces quiero liberarme de esa estructura y ver qué pasa. Al principio, con Actitud María Marta, estuve en una discográfica y no podés hacer lo que querés. Tenés ciertas libertades pero hay reglas del mercado que tenés que seguir. Quizás no te dejan tocar gratis porque hay un montón de gente que depende de vos para llevarse el porcentaje. Como músico independiente podés hacer lo que se te da la gana. Podés hacer una canción y subirla a internet, podés regalarla, podés ir a tocar gratis a una cárcel, a un hospital, porque nadie te va a decir nada. Eso es libertad, libertad de hacer lo que uno quiere, que es lo más valioso.
- Cuando empezaste con el hip hop y el reggae, ¿sentiste que por ser mujer era más difícil?
- Eso no me pasó. Sí sentí diferencia en otros aspectos. De no tener recursos a una persona que sí tiene recursos. Pero por ser mujer nunca la sentí. Por ahí a veces dicen “el reggae femenino y el reggae masculino”. Me parece ridículo que los separen. Si el reggae que hacés como música es buena, no hace falta que lo separen en femenino / masculino. Como que te digan “en el reggae femenino sos buena”. Pero no, pará, yo soy buena en todo el reggae.
- ¿Tenés mujeres inspiradoras?
- ¿Mujeres inspiradoras? Y… un montón. Pero ves por ejemplo una mamá de familia de clase trabajadora y es una genia. Si ella puede hacer todo eso, yo lo puedo hacer también. Es como que te carga la pila. Ves lo que hacen las mamás y decís “tiene siete hijos, les da de comer a todos, va a trabajar, los lleva a la escuela, están todos peinados, van al médico, listo, si ella puede hacer todo eso yo puedo grabar 100 discos”. Mujeres así son re inspiradoras. ¡Yo puedo, yo puedo!
- ¿Consumís medios de comunicación?
- Miro todo, me encanta mirar todo. Agarro el televisor y veo qué está diciendo uno, qué está diciendo el otro. Revistas no compro pero me voy a un cafecito y las miro. Y comparo. Digo “mirá lo que dice éste, mirá lo que dice éste”. En el Twitter tengo las revistas, los diarios, tengo todo, quiero ver qué está pasando. Está bueno porque si no cualquiera te dice cualquier cosa y te la creés. Tenés que tener todas las voces y vos decidís tu opinión.
- ¿Pensás que los medios de comunicación imponen estereotipos?
- Te imponen, sí claro. La televisión impone un modelo de mujer. Es lindo supuestamente lo que hay ahí y todo lo demás no. Y en la cabeza de los hombres caló fuerte. Ellos miran a las mujeres y dicen “ésta está buena, ésta es un cachivache”. La que está buena es la de la tele. Les lavaron el cerebro. Y por ahí hasta los hombres que parecen inteligentes dicen “ésta está buena, ésta no”. Y la que está buena es la de la tele, el modelo impuesto.
- ¿Qué relación tenés con internet y las redes sociales?
- Desde el principio fue mi único medio de difusión porque yo salí de la compañía discográfica y dije “bueno, ahora qué hago”. Saqué mi primer disco independiente y un día me llamaron de México porque escucharon la grabación en internet. “¿Vos cantás en vivo?”, me preguntaron. “Y además de esos temas, ¿tenés más canciones? “Y… 10, 11, 12”, les dije. Y me invitaron a tocar a México porque me habían escuchado en internet, ¿entendés? En realidad toda la difusión que hice fue por internet, porque no tenía acceso a la radio ni a la televisión. Ahora llevo un video a la televisión y me lo pasan pero antes no. ¡Ni tenía videos!
- ¿Cómo conviven la Alika del barrio que plasmás en tu música y la Alika artista internacional?
- Yo vivo natural, para mí es lo mismo tocar para poquita gente o en un estadio. No creo que me tenga que agrandar por eso. Porque por ahí hoy estoy en un estadio y mañana no sé, la gente ya escucha otra cosa, se olvida y tengo que ir a tocar al lugar chiquito de nuevo. Está todo bien, hay que ser así, tranqui. Ayer fui a cantar y me ponían las cámaras re cerca de mi cara y les dije “chicos, esto no es una conferencia de prensa. Saquen la cámara y vamos a bailar”. Pero es por la televisión eso. La gente tiene la idea de que el artista es una especie de cosa que está allá arriba y que ellos tienen que sacarle fotos. Nosotros estamos bastante en contra de eso. Todo bien, si quieren nos sacamos una foto porque es un lindo recuerdo pero yo soy igual que vos y estoy haciendo música para que compartamos.
- Contanos del paso del hip hop al raggae.
- Es lo que me pasó a mí musicalmente. Yo escuchaba mucho hip hop y empecé a escuchar reggae por una cuestión de que escuchaba cosas yanquis y el hip hop yanqui se puso re tonto. Salió Snoop, salió 50 Cent, una cosa que nada que ver con la realidad latinoamericana. Entonces empecé a escuchar reggae y vos veías un video y tenías al negro ahí en el barrio, en el medio de la villa, y decía “ah, mirá, es igual que acá, vamos a escuchar de qué habla esta gente”. Y se ve reflejado en lo que hago. Lo que escucho y lo que me gusta lo vas a notar en mis canciones. Me pasó con la cumbia después. Empecé a ir a México y la hermana de un amigo estaba todo el día escuchando cumbia colombiana. La primera vez mucha bola no le daba pero ya la segunda le decía “che por qué no ponés ese”. ¡Ya me gustaba! Y la tercera me compré los discos, me traje todo y me encantó. Eso se empezó a notar en la música. Tenemos como cuatro temas de cumbia y lo hacemos con amor.
- ¿Cómo ves la realidad de América Latina de estos últimos diez años?
- Hay mucha gente más consciente en los últimos años. Tratando de luchar, digo tratando porque mucho no te dejan. En Venezuela se re nota, por ejemplo. Acá también. Si te metés en los barrios se re nota, hay mucha gente haciendo cosas. Pero bueno, si mirás la televisión nunca te lo van a contar. Se generaron un montón de cosas, también a nivel comunicación, medios de comunicación independientes, artistas independientes, trabajadores independientes, como que explotó en estos últimos diez años.
- ¿Cuáles son tus proyectos?
- Todo el tiempo se me ocurren cosas. Me gustaría, si me va bien, grabar a otras personas que no pueden grabar. Tengo unos amigos que rapean super bien y me encantaría decir “no estoy grabando yo, lo grabamos a él”. Con mi sello o con el que sea, frutillas con crema, no sé. La idea es ayudar a otros. Y la idea siempre es que tengan una buena letra, no vamos a ayudar a reggetoneros. “Muévelo mami, muévelo mami, hasta abajo”… eso no… ya hay mucho.
- ¿Desde el arte y la cultura se puede construir una sociedad diferente?
- La gente que está en el poder, la gente más rica del mundo, controla los medios de comunicación, controlan la industria musical, discográfica, a nivel masivo. Entonces por algo es, porque la música y el mensaje son importantes. Ellos tienen eso y nosotros tenemos este poquito de música con mensaje que le hace bien a la gente. Ellos le hacen mal, nosotros le hacemos bien. Rihanna, por ejemplo, más allá de que sea hermosa y esté re bien producida, yo veo que tiene un mensaje de sexo, de consumismo. No hay que subestimar el poder que tienen la palabra y el sonido, son cosas muy poderosas. En la tele te machacan con publicidad, en la radio te machacan con canciones, porque sí es poderoso. Las cosas malas lavan el cerebro. Así que hay que producir buena música con buen mensaje. Florencia Copley
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