Juan Subirá, tecladista de Bersuit, se juntó con amigos y editó “Fisura expuesta”, su primer disco solista.
Tras un inicio lo-fi en donde se escuchan los balbuceos de su vástago, comienza verdaderamente el nuevo disco de Subirá: “Al borde”, una pieza llena de contrapuntos, dentro de una esfera paranoica, acentuada por el dueto entre Juan y Gustavo Cordera.
A medida que transcurre esta “Fisura expuesta”, los músicos suben y bajan, entran y salen, se vuelven a juntar. Es una gran orquesta dirigida por la batuta de quien firma el disco. Tomemos asistencia: Bersuit Vergarabat, La salud de los enfermos (banda en la cual militó Subirá a principios de los ‘90), Andrés Calamaro, Palo Pandolfo, Flavio Cianciarullo, Gillespi, Limón García (ex Bersuit, eterno Vía Varela), La Chilinga, y otros componen este dream team de amigos.
Entonces, como ocurre cada vez que salen trabajos de esta naturaleza, lo divertido está en prestarle atención a las participaciones de los invitados y apuntar qué tan cómodos les sienta una música que no les pertenece.
Por ejemplo, en “Salvavidas de plomo”, Calamaro, a fuerza de alaridos, sale airoso de una poesía sin rima, sobre una base de milonga rockera y punteos allá Santana.
Cuando llega “Muerte blanca”, Palo Pandolfo, con mucha cintura y una profunda garganta quemada, se apropia de frases dolorosas: “Un remolino de morbo amor genuino te hunde en medio del río”.
Además de los performers vocales, es muy destacable la interpretación y prolijidad instrumental con la que cuenta el disco en general y muy especialmente los temas sin letra (“Relato de un antisocial”, “Suicidio fallido”, una suite progresiva de ocho minutos que cierra el disco).
Un brindis navideño entre los músicos, en la intimidad del estudio de grabación, cierra esta herida por la que se escaparon sesenta y tres minutos de las melodías más elaboradas que se han podido escuchar en el 2008 que se acaba de ir. Merece que sean muchos los que investiguen en las fisuras que Subirá expone.
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