El rock y la solidaridad se dieron cita en el Estadio Cubierto Malvinas Argentinas, de Argentinos Jrs. Y no se podría haber pensado en mejores anfitriones -León Gieco, D-Mente, El Bordo, Massacre, Los Tipitos, entre otros- para encabezar la segunda edición del Rock x Tartagal, el festival a beneficio de la gente de la ciudad salteña que todavía sufre por el alud.
Gieco + D-Mente, el combo que viene tocando hace un tiempo, Massacre, El Bordo, y Los Tipitos fueron de lo más destacado del encuentro. Gracias a esas participaciones, ante 5 mil personas, se juntaron 15 toneladas (entre repelente y agua) que este mismo jueves sale temprano a la mañana camino a Salta.
Mientras llegaba la gente al predio, Toc fue la encargada de calentar el ambiente, pasadas las 17.30, mientras la gente seguía entrando al Estadio.
Minutos después, con un estilo menos oscuro, Rockas Viejas aportó sus canciones rockeras. “Estamos acá para ayudar, en lo que se pueda”, dijo Sebastián, el cantante. Mientras, mecharon algunos buenos punteos, con temas como “Barrio abajo” y “Tras ella”.
Hizo lo suyo la banda de Avellaneda, e incluso se animaron a parafrasea a Luca con una versión de “La Rubia Tarada”.
Las Manos de Filippi abrieron con todo, tocando “Latino”. “Loco, apoyemos esto”, 
La banda usó recursos como el relato de Víctor Hugo (del gol de Maradona en el 86) y la intro de la Pantera Rosa, para presentar algunos de sus temas. No podía faltar “Los métodos piqueteros”, uno de los temas más coreados en el Estadio.
Cabra de Vega, el frontman, arrancó engalanado con camisa y corbata, para terminar en cuero, cantando a todo trapo. Antes de abandonar el escenario, Pecho contó su versión sobre Tartagal: “lo que pasa es que están talando los árboles, y el intendente del pueblo es dueño de un aserradero”.
Después de la verborragia de Las Manos de Filippi, llegó el turno de Massacre. “La Octava Maravilla”, del celebrado disco “El Mamut”, fue la apertura elegida por los liderados por Walas. La banda fue una de las sorpresas confirmadas al principio de esta semana, y una de las más esperadas del festival.
También tocaron “Plan B: anhelo de satisfacción”, uno de los grandes cortes de la banda, que versionó Catupecu Machu. (Y en el estadio ya se especulaba con quién serían los encargados con cerrar el festival: ¿acaso Fernando Ruíz Díaz y compañía?) Ya el festival estaba en clima.
Así pasaron “Mi mami no lo hará” y “Te leo al revés”. Massacre demostraba porqué es uno de los grupos más potentes de la escena local. Cabe recordar que también ha tenido su época de marcada impronta contestaria, en especial cuando “Massacre Palestina” era el nombre completo del grupo.
Fue gracioso el momento cuando, previo a tocar “La Reina de Marte”, a Walas se le cae el micrófono. “Perdón, me estoy preparando para resistir tanta temperatura.” El cierre fue a pura potencia, con “Diferentes Maneras” y el “chau, nenas” que vocalista usa siempre para despedirse.
Cuando Los Tipitos quedaron bajo las luces, el predio estaba casi lleno. No había mejor comienzo que “Brujería”, el hit más radial de la banda. Con “Algo” sonando, ya el público coreaba cada estribillo, y con el “algo me tiene que despabilar”, de la letra, parecía un llamado a tomar conciencia sobre Tartagal, sobre el país todo…
Desde que sacaron “Tan real”, el último disco, los marplatenses lo han mostrado en cuanto escenario pudieron. Buenos réditos artísticos le deparó. Pero en Rock x Tartagal II aprovecharon también para revisitar clásicos como “Silencio”, de “Armando Camaleón”.
Después, vendrían “Flor Negra”, “Campanas en la noche” y los agradecimientos al público por las colaboraciones. Justo cuando la banda dejó el escenario, un extravagante circo de payasos (¿o clowns?) coparon la escena con su performance.
Minutos más tarde, D-mente subió a escena con la expectativa puesta en la actuación de Gieco. Pasó “Luz”, corte perteneciente a lo más reciente de la banda, y “Manipulación”, antes de invitar a otros a que se sumen. Lisardo, mientras, se lucía en la primera guitarra con poderosos punteos.
Entonces, se subieron al escenario Michael, el guitarrista de Kapanga, y nada menos que Carucha Podestá, conductor de Terra y vocalista de Nativo. Con esa formación, se despacharon con un cover de “I believe in miracles” de The Ramones.
Con “Cinco siglos igual”, Gieco armó el tan mentado dúo con Andrés Giménez. Se erizaba la piel, como nunca, como siempre. Más luego, solo con su guitarra, pero acompañado por algunos de los protagonistas de “Mundo alas”, León tocó “La Memoria”.
Para volver al rock, los muchachos de D-Mente retomaron los intrumentos, para una versión de “El fantasma de Canterville”. También pasaron “Ídolo de los quemados”, “La mamá de Jimmy” y “Pensar en nada” (que tantas veces León tocó con bandas como Los Piojos).
La presentación de El Bordo fue otra de las sorpresas confirmadas a principios de esta semana. “Soñando despierto” fue la elegida para iniciar el epílogo de la noche. Después vendrían rockandrolles como “La banda” y “Tesoro”, que hicieron delirar a los 5.000 cuerpos en el estadio.
También, los egresados del colegio Pellegrini aprovecharon para homenajear a Pappo, con una buena versión de “A donde está la libertad”. Volvieron al repertorio propio con “La vereda de enfrente”, su caballito de batalla que anduvo sonando en cada radio.
La fiesta estaba completa, y las expectativas satisfechas. Los organizadores y algunos artistas se comprometieron a llevar personalmente hasta Tartagal las toneladas de contribuciones reunidas durante el festival. Todo terminó en paz. Otra prueba de que el rock puede hacer su aporte. Terra
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