La segunda fecha del Quilmes Rock fue a puro heavy metal con la presencia anoche de Iron Maiden en el estadio Velez Sarsfield. Mientras la gente iba llegado, Lauren Harris, hija de Steve Harris (fundador del grupo británico), abrió la tarde con una propuesta tibia. Luego tocó O'Connor y después Horcas brindó un show intenso, dejando bien representado al metal nacional. Como prólogo de Iron Maiden, los brasileros de Sepultura -ícono sudamericano de la música extrema- subieron a escena y presentaron su disco A-Lex.
La noche del heavy metal en el Quilmes Rock fue internacional: participaron Horcas y O' Connnor (Argentina), Sepultura (Brasil/EE.UU.) y Iron Maiden (Inglaterra), sin olvidar la banda de Lauren Harris (hija de Steve, fundador de Maiden) que abrió el show, como corresponde a su origen, a la hora del té.
Lauren Harris: Debut a puro heavy
En los pasillos se comentaba que su estilo se asemejaba al de Avril Lavigne. Pero cuando Lauren Harris se apoderó del escenario del Quilmes Rock, para dar el puntapié inicial de la segunda jornada del festival, todas las dudas quedaron despejadas: nada de la performance de la cantante morocha y flaquita remitió al punk pop endulzado de la canadiense.
A las 16.30 puntual, Harris desplegó su furia rockera bajo el sol caliente del otoño y sobre una audiencia que crecía minuto a minuto. A diferencia de la suerte de muchas bandas soportes (y sobre todo, comandadas por chicas), Lauren fue recibida con una cálida ovación y su show fue seguido con gran entusiasmo por el público. Lauren contaba con un as bajo la manga: ser la hija de Steve Harris, guitarrista de Iron Maiden, y nadie se animó a hacer enojar a papá.
Así fue como la intérprete realizó una performance contundente de media hora estrenando sus temas para el público local, dejando el escenario caliente para lo que seguiría: O´Connor.
Luego de que Sepultura dejara a la multitud dos metros bajo tierra a toneladas de adrenalina, Maiden desparramó aquí, por segunda vez en dos años, un espectáculo avasallante e impecable, al que agregó elementos descojonantes del show europeo: festival de luces, explosiones y llamaradas, y hasta el Eddie-momia "de verdad", que mide dos pisos y tira chispas por los ojos, además del Eddie cyborg de cuatro metros que camina en escena (¿cómo lo mueven, cómo se hace?)
Con un sol espectacular y una concurrencia realmente sorprendente (teniendo en cuenta el debut de Maradona con la selección y la elevada temperatura), O´Connor salió a la pista y le ofreció a la multitud lo que estaba esperando: energía y rock&roll. Con sus ojos pintados de negro y un sombrero de copa al estilo Rob Zombie, la estrella del metal inauguró su set con “Jardín de la eternidad”. Al mismo, le siguieron “Sangre para el rey”, “1976″, “Se parece mucho a vos”, “Vida perra”, “Hasta ser libre”, “Camino a ciegas”, “Jungla”, “Se extraña” y cerró con “Odio para otro día”.
El ex vocalista de Hermética, caminó el escenario con solvencia y lo regó de sudor. Todo sin perder de vista el sonido clásico del metal y agregando su impronta sofisticada para la cuadratura en la que está acostumbrado a moverse el género. Con estos ingredientes, O’Connor consiguió sacudir el barrio de Liniers y se llevó a su casa una ovación, dejándole el escenario caliente a Horcas.
Con el público “en llamas” tras el poderoso set de O’ Connor, todo fue para Horcas y su metal extremo. Arrancaron con “Nacer morir” y de ahí en adelante movilizaron a la multitud con “Existir x existir”, “Familia” e “Infierno”.
Liderados por el verborrágico Wálter Meza, la banda recorrió lo mejor de su repertorio pero hizo hincapié en el material de su más reciente trabajo Reviviendo huestes, en el que, de alguna manera, retoman el camino de sus primeros discos.
Uno de los momentos más explosivos del show fue cuando llegó el tema “Argentina”, provocando el primer gran pogo del festival y el frenético revoleo de remeras negras. Cuando el sol comenzaba a ser un recuerdo y Vélez se mostraba cada vez más colmado, Horcas dijo adiós con “Esperanza” y con la frente en alto. Después todo sería para Sepultura
Horcas Quilmes Rock 09
A las 21 horas y mientras el Estadio Vélez continuaba llenándose, las imágenes de Flight 666 (el documental sobre esta gira mundial que se estrenará durante el mes que viene), fueron preámbulo de aquellas de la Segunda Guerra Mundial que, junto al discurso de Winston Churchill, anuncian el comienzo de "Aces High". La ambientación egipcia, inspirada en el arte de Powerslave, enmarcó al sexteto durante una "noche asombrosa": así la definiría el mismo Bruce Dickinson.
Los clásicos se sucederían uno tras otro: "Wrathchild" (el grito unánime de 42 mil headbangers ante la potencia del bajo de Steve Harris), "2 Minutes To Midnight" (con el primer "Scream for me, Buenos Aires!" por parte de Dickinson) y "The Trooper" (con el vocalista luciendo casaca roja y blanca al agitar la bandera británica y los inevitables silbidos de repudio). Las esperadas apariciones de Eddie llegaron hacia el final: en "Iron Maiden", en su versión momia (la misma que vimos coronar al baterista Nicko McBrain en Live After Death) y en "The Evil That Men Do", en su versión futurista de Somewhere In Time.
Por tercera vez en la historia, los argentinos comprobaron que Bruce Dickinson es (además del loquito que practica esgrima y vuela aviones) un gran frontman y un extraordinario intérprete; conoce bien cuáles son las estrategias para cautivar a la audiencia: "Este es nuestro concierto más grande en la Argentina. Vamos a volver en 2011; el año que viene saldrá un nuevo álbum de estudio de Iron Maiden y el documental en el que ustedes son las estrellas. Los vamos a extrañar", dijo entre los cortes de "Sanctuary". Y así desapareció Maiden, entre los aplausos de un público agradecido de estar a tiempo en ese lugar. Up the irons!
Dickinson, como marca la tradición en vivo, flameó la bandera inglesa en el tema The Trooper y sonó el clásico Iron Maiden con la imagen de Eddie, la emblemática figura del grupo, moviéndose por detrás. Una vez más, Iron Maiden dejó más que conforme a un público fiel e inoxidable y seguirá vuelo (como hace 14 meses) con su avión privado comandado por el mismísimo vocalista del grupo.
La continuidad del festival aún tiene dos veladas: el próximo sábado en River será el turno de Los Piojos, Divididos, Los Cafres y Kapanga y un día más tarde se cerrará en el mismo Monumental con las presencias de Kiss, Ratones Paranoicos, Las Pelotas, Molotov y Massacre.
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