Jamiroquai visitó por cuarta vez la Argentina y cerró la segunda fecha del Quilmes Rock 2011. Antes estuvieron Dante y Banda De Turistas.
Jamiroquai es magia pura. Comenzando por la etimología del nombre y su música fundada en un abanico exquisito de ritmos negros que hipnotiza a todo aquel que se le pare adelante. Pero no lo deja inmóvil. Todo lo contrario. Capaz de convertir durante casi dos horas la cancha de rugby del club GEBA en una inmensa discoteca para 30 mil personas.
El recital comenzó con la reciente "White Knuckle Ride". "Cosmic Girl", del disco Travelling Without Moving, fue el primer gran hit de una larga lista.
Es difícil encontrar y hablar del show perfecto, pero sepan que este estuvo muy cerca del ideal. Con un Jay Kay encendido, movedizo, que desborda carisma sin caer en demagogias innecesarias.
Infalible a la hora de cantar, sin pifies, como si estuviera en el estudio, pero sin perder el encanto del vivo.
Claro que el británico no está solo en este viaje. Si se pretende andar por los caminos del funk, soul, jazz y reggae, lo primero que hay que tener es un bajo que arremeta con todo. Y vaya si lo tienen. Paul Turner, un verdadero mago del instrumento, la descoció durante todo la noche tirando unas líneas increíbles y llevando el groove a su máxima expresión. Pero no fue el único que se lució, porque la banda es impecable. Doce músicos en escena (los miembros estables más tres coristas, dos saxos y una trompeta) que asumen su rol a la perfección ejecutando cada uno lo que el tema le pide
Casi una docena de músicos completan el impecable sonido en vivo de Jamiroquai. Muchas de las canciones sonaron en versiones extendidas que dieron lugar al agite del enérgico y carismático cantante.
"Little L", "Canned Heat", "Deeper Underground" y "Allright", entre otros , fueron recordatorios de la habilidad del grupo para convertir su fusión de jazz y funk en hits pop inolvidables que, juntos, hicieron una fiesta instantánea.
Los nombres que precedieron a Jamiroquai fueron bastante disímiles, pero sirvieron de preludio entretenido. Dante, que ya había teloneado a los ingleses con Illya Kuryaki en el 97, hizo su show concentrado en los raps de Pyramide, su tercer álbum solista. Antes, Holy Piby puso su toque de reggae en el escenario secundario; No Lo Soporto se presentó en su reversión como quinteto y los Banda De Turistas mostraron el crecimiento en vivo de su rock-pop beat.
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