Ulises Butrón, Lito Epumer, Osvaldo “Bocón” Frascino y Guillermo Arrom fueron algunos de los que realizaron un emotivo homenaje a Luis Alberto Spinetta repasando sus historias personales y estéticas junto al hacedor de Almendra e Invisible, ante varios miles de personas.
En el marco de los homenajes que realiza la Biblioteca Nacional en el marco de la muestra "Spinetta, los buenos libros de la memoria", el encuentro fue coordinado por Ricardo Mollo.
“Luis fue uno de los mejores guitarristas rítmicos del país”, coincidieron en señalar Epumer y Arrom, que tocaron en los discos “Madre en años luz” (de Jade) y “Tester de Violencia”, “Exactas” y “Don Lucero”.
La charla se inició con Frascino contando la grabación del clásico “Desatormentándonos”, de Pescado Rabioso, en tiempos de poco dinero para comprar instrumentos de primera línea.
Frascino es coautor en ese disco de “Algo flota en la laguna”, “Dulce 3 Nocturno” y “Me gusta ese tajo” y la grabación se realizó en los míticos estudios TNT de la calle Moreno con instrumentos prestados.
Mas tarde, Epumer contó como se sumó a Spinetta Jade en tiempos en el que “la banda estaba cambiando y Luis, por Pedro (Aznar) y el `Mono` (Fontana) ya se empezaba a interesar por las máquinas”.
El artista, hermano de la fallecida guitarrista María Gabriela, subrayó la disciplina del “Flaco”, que “realizaba ensayos de ocho horas en Parque Leloir y para los que Franov y yo nos tomábamos tres colectivos y un tren para poder llegar”.
“Pero esas jornadas -aclaró- no eran para buscar únicamente la perfección, eran para que nos conociéramos entre nosotros y surgiera la química”.
Sobre el perfeccionismo del autor de “Muchacha ojos de papel”, Epumer recordó que “yo le comentaba `esto estuvo buenísimo` y Luis me contestaba `sí, si estuviera mejor ensayado quedaría bárbaro`. Y yo lo miraba y no podía creer”.
A mediados de los 80 ingresa en la vida de Spinetta, Ulises Butrón, uno de los mejores guitarristas de esa camada joven que también integraban Gustavo Cerati, Richard Coleman y Alejandro Fiori de Los Encargados.
Butrón grabó en “Privé”, quizás el disco más electrónico de esos años y que incluyó canciones como “Ropa Violeta”, “La pelícana y el androide”, “No seas fanática”, “Patas de rana”, “La mirada de Freud” y su versión de “Rezo por vos”, la única obra compartida con García.
“Éramos Luis, yo, las máquinas y algunos invitados, pero Fito y Charly quedaban a cargo de los máquinas y nos ayudaban a manejarlas”, detalló.
Lo siguió Arrom, que llegó a la banda de Spinetta de la mano de Butrón y a quien le reconoció su enorme influencia en el trabajo de las guitarras de Spinetta por esos años.
“Ulises me llama un día y me dice vení a ensayar a casa, fui y me dijo `aprendete estas seis canciones de Luis, que vas a ser su nuevo guitarrista`. Y yo le dije `vos estás loco`”.
“Spinetta no sabía nada, Ulises se iba con Miguel Mateos, me llevó a la sala de ensayo y discutía con el `Flaco` y ni siquiera me miraban, hasta que Luis se dio media vuelta y me dijo `nene tocá `Camafeo``, lo toqué, les encanto al `Mono` y a Jota que estaba en la batería y quedé”, relató Arrom.
El guitarrista ensayó durante un año las canciones que luego formarían parte del notable “Tester de violencia”, un disco que significo el gran regreso de Spinetta a los escenarios y que incluye una larga lista de clásicos como “La bengala perdida”, “No sigas siempre en la pared”, “La Luz de la manzana”, “El marca piel”, “El mono tremendo” y “Al ver veras”.
Arrom siguió junto a Spinetta en los discos de estudio “Don Lucero” y el hermoso “Pelusón of milk”, grabado nuevamente con baterías electrónicas y programaciones, además del CD en vivo “Exactas”.
A su lado se encontraba Martín García Reynoso, quien reconoció a Spinetta como su ídolo y que fue guitarrista de su banda entre el 2000 y el 2002 y cuya participación quedo inmortalizada en el disco “Spinetta en Obras”.
Mas tarde, el joven Baltasar Comotto quien llegó al grupo a través de un mensaje en su contestador que le dejo el propio Spinetta, entregó una bluseada versión de “Yo miro tu amor” que, según contó, a Spinetta le gustaba tocar en los ensayos o pruebas de sonido para ir calentando la banda.
El cierre emocionante lo brindó el anfitrión Mollo, quien tomó la acústica de 12 cuerdas que tenía Butrón, para tocar la hermosa “Para ir”, incluida en el disco “Almendra II”.
Los guitarristas recibieron una ovación y un aplauso emocionante y el reconocimiento al haber colaborado, con uno de los artistas mágicos de la historia de la música argentina.
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