El 21 de diciembre de 1988 se conoció la triste noticia del fallecimiento de Federico Moura, como consecuencia de una insuficiencia cardiorrespiratoria a causa del VIH, mientras se encontraba en su casa del barrio de San Telmo. El músico se ganó la apreciación del público cuando comenzó a liderar la banda del género new wave, que estaba integrada por sus hermanos Julio (guitarra) y Marcelo (teclados), además de Enrique Muguetti (bajo), Ricardo Serra (guitarra) y Mario Serra (batería). El debut oficial fue el 11 de enero de 1981, con el nombre Virus, que marcaría la historia del rock nacional.
Para recordarlo, durante el fin de semana, en el Auditorio Enrique Muiño del porteño Centro Cultural San Martín, se realizó la muestra homenaje “El último moderno”, en el que a través de fotografías, textos y objetos se condensó la diversidad de actividades en las que incursionó Moura.
La importancia del músico y Virus es indicutida, hasta 1988, editaron 7 álbumes: «Wadu Wadu» (1981), «Recrudece» (1982), «Agujero Interior» (1983), «Relax» (1984), «Locura» (1985), «Virus Vivo» (1986) y «Superficies de Placer» (1987), que fueron todo un éxito. La carrera del grupo siempre fue en ascenso, realizando giras por América Latina.
Además, en algunos casos la colaboración con otras bandas fue decisiva, tal es el caso de Soda Stereo, al cual Moura le produjo su disco debut en 1984.
Una extraña enfermedad
Corría el año 1987, y el Sida era una extraña enfermedad asociada públicamente a la homosexualidad, se la calificaba como “La peste rosa”, y se desconocían las vías de contagio. Federico Moura supo que era portador positivo de VIH, a mediados de ese año, justo cuando su carrera estaba en la cúspide.
A pesar de las malas noticias, el cantautor decidió seguir colaborando con Virus, pero dejando a su hermano Marcelo al frente del grupo. Mientras tanto, Moura se dedicó a la producción de una placa solista que nunca logró culminar.
El último registro oficial del líder de Virus son las canciones folklóricas «A mí me dicen el tonto» y «En Atamisquí», pertenecientes al compilado «Grito en el cielo» (1988), donde también participaron otros músicos.
Finalmente, después de la presentación Teatro Fénix del barrio porteño de Flores, el 21 de mayo de 1988, Federico Moura decidió vivir sus últimos días alejados de la prensa y las luces de los escenarios.
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