El grupo británico Pulp, liderado por el influyente cantante Jarvis Cocker, concretó en la noche del miércoles su esperado encuentro con el público argentino, en una vibrante concierto que ofreció en el Luna Park, en el que confirmó toda su calidad.
Hace pocas semanas, otra banda británica Suede, contemporánea de Pulp, ofreció un excitante show en el teatro Vorterix, y por esa razón a la Argentina solo le faltaba ver al grupo liderado por Cocker, para haber disfrutado de todos los artistas esenciales del brit pop de los años 90.
Los Oasis vinieron varias veces, Blur vino una sola vez, solo restaban las visitas de Pulp y Suede, las dos bandas que iniciaron el movimiento del brit pop y quizás las más interesantes por su estilo musical y su contenido lirico, de esta movida.
Además de haber grabado discos esenciales como “His and Hers” (1994), “Differente Class” (1995) y “This is a hardcore” (1998), Jarvis Cocker es un notable letrista, que sigue el camino marcado por Morrissey en los 80 y por Ray Davies en los `60 y `70, con sus retratos de la decadencia de la clase media arty británica y el derrumbe del prestigio de los partidos Conservador y Laboralista ante la sociedad del Reino Unido.
La noche, los excesos, las historias de amor y todos sus vericuetos, también forman parte de la materia prima de la que se nutrió Cocker para componer una serie de canciones inolvidables que lo han llevado al podio de los grandes letristas de los últimos 15 años.
Un caluroso y repleto Luna Park espero el ingreso de Pulp al escenario, luego de que un laser verde lanzara, sobre un telón negro, una serie de preguntas y frases de algunas canciones de la banda.
Con el telón negro aún tendido, el grupo arrancó con "Do you remember the first time" del disco “His n` Hers”, una canción en la que habla de dos amantes que recuerdan viejos tiempos con un estribillo en el que Cocker escribió:” te acordas de la primera vez?/No puedo recordar otra peor, pero sabes que hemos cambiado tanto desde entonces./Oh, si hemos crecido/ Ahora no me importa lo que hagas, no me importar si te lo coges, siempre que guardes algo para mi”.
Cocker vestido con un saco marrón, corbata al tono y un pantalón de corderoy del mismo color, es un tipo largo y flaco al que sus lentes de marco ancho le otorgan un look bien nerd y que encima sobre el escenario baila casi espásticamente, con su propio sentido de la elegancia, con movimientos que semejan mucho a los del viejo Charly García.
Pero nada de esto evita que recorra el escenario de punta a punta, que magnetice y encante a todo el público con su performance, pero también con su educación, que mostró a cada instantes, en especial al principio de cada canción cuando decía en castellano, frases que hacían referencia a tener una gran noche”.
“La noche está en pañales”, “vamos a tirar la casa por la ventana”, “vamos a sacarle el jugo a la noche, “esta noche será única” fueron algunas de las frases que Cocker pronunció en castellano, mientras sonaban canciones como “Pink Glove”, “Razzmatazz” y “Something Changed”.
Subido a una caja que le servía para elevarse y poder observar a todo el público, Cocker preguntó en un momento “¿querés bailar? Y esa fue la orden para que la banda arrancara con “Disco 2000”, uno de los clásicos del disco “Differente class”, que hizo estallar al estadio.
La gente coreó cada estrofa, vibro con el enloquecido Cocker que corría de una punta a otra del escenario, mientras recordaba la historia de dos viejos amigos que se rencuentran después de muchos años, con el hombre enamorado de esa mujer que ahora está divorciada y con una hija.
“Y yo decía quedémonos todos en el año 2000/ ¿a qué será raro vernos cuando seamos mayores de edad?/ preséntate a las dos en la fuente que hay la final de la calle/ Yo nunca imagine que te casarías y que yo viviría aquí, solo, aquel jueves húmedo y solitario, hace tantos años”, reza la viñeta urbana de Cocker.
"Sorted for E`s & Wizz" fue la siguiente canción, en la que Cocker se colgó una acústica, luego de jugar con una bocina de camión y un theremin sintetizado para meterse de lleno en las largas noches de los 90 en las discos británicas abarrotadas de éxtasis y otras drogas sintéticas.
La canción contiene de frases que actúan como polaroids de esos tiempos como “madre, no podre volver a casa jamás, porque parece ser que pedir una parte importante de mi cerebro en algún lugar de un campo de Hampshire”.
En Pulp, la música es la vestimenta que el grupo le da las letras escritas por Cocker, quien primero rezongó por ser el encargado, dentro del grupo, de escribirlas, al punto tal que afirmó que “las letras no son poesía; son las palabras de una canción”, aunque contradictorio, luego escribió “una habilidad es en realidad una incapacidad disfrazada. A veces la narrativa lo invade todo y lo ofrezco con cualquier melodía, simplemente hablo a lo largo de toda la canción”.
Por esa razón las canciones de Pulp tienen momentos frenéticos, luego segundos de calma, más tarde un cumulo de acordes que funcionan como un colchón para que Cocker pueda recitar con calma.
Así sucedió con “F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E" y con "Acrylic Afternoons”, hasta que Cocker tomó una guitarra eléctrica y comenzó a rasgar los acordes de “Like a Friend”, esa balada épica incluida, casi escondida, al final de “This is a hardcore”.
Esa canción fue el leit motiv del filme “Grandes Esperanzas” protagonizado por Ethan Hawke y Gwyneth Paltrow y el videoclip con escenas de la película fue un verdadero éxito gracias las bellísimas escenas filmadas por el mexicano Alfonso Cuaron.
Envuelto en un cortina de guitarras, Cocker va cantando “tú eres la última bebida que no debí tomar/ tú eres el cuerpo escondido en la baúl del auto/ tú eres el vicio que no puedo dejar/tú eres mis secretos en la página principal cada semana / tú eres el carro que no debí comprar/tú eres el tren que no debí agarrar/tú eres la cortada que hace esconder mi cara/tú eres la fiesta que me hace saber mi edad / eres como un accidente que veo pero que no puedo evitar/
eres como un avión que me dijeron que no debí tomar/ eres como una película tan mala pero que veo hasta el final/ ahora déjame decirte, que suerte para ti que sólo somos amigos”.
En ocho sobresaltados minutos, Cocker enseñó cómo escribirle a ese amor que es un veneno, como se ha sufrido y se sufre; como un mal romance puede ser una droga, una adicción, casi sin cura.
“Babies" es una de las canciones de Pulp en las que más se nota la influencia de los Smiths y de Morrissey, mientras que en “Underwear”, vuelve a jugarlas del perdedor que se lamenta por no poder ver a la chica que le gusta en ropa interior, aunque Cocker termino anoche pidiendo a gritos verla desnuda, arrancando una ovación del estadio.
Luego de la densa versión de “This is a hardcore”, Cocker tomo una acústica para cantar la hermosa balada “Sunrise”, incluida en su disco ecologista “We love life”, en la que golpeó dos enormes bombos de cancha de fútbol o de murga, ubicados en el escenario, mientras la banda entraba en una vorágine eléctrica al igual que el público.
“Bar Italia” es una hermosa postal acústica de Londres, de un bar y restaurant muy típico del Soho londinense, y Cocker la convirtió en una imagen que el público supo valorar y agradecer.
El final de la primera etapa del show llego de la mano de “Common People”, un clásico de la música inglesa de los últimos 15 años, en el que a todo ritmo y sobre base machacante, Cocker cuenta la historia de un turista extranjero que enloquece con los brillos falsos de una Londres noctambula y fashion, en una larga y notable letra.
Para los bises, Pulp jugó un poco con un folkie tipo marchita infantil llamado “Mile end” que es un lado B y está incluída en la banda de sonido de la película “Trainspotting”, la que siguió la hermosa medio tempo de la mejor escuela pop inglesa “A Little Soul”.
El humor negro y la ironía son infaltables en la lírica de Cocker, como quedo claro anoche con la canción “A help the aged” (Cuida a los ancianos), que fue seguida por “Mis-shapes” el pop bailable que abre el disco “Different class”.
La banda quedó tan fascinada con el fervor del fan argentino, que volvió al escenario por segunda vez para tocar “Live Bed show” de “Different class” y “Party hard” del oscuro “This is a hardcore”, a modo de ofrenda a un publico que disfrute cada acorde, cada palabra, de una noche mágica que quedara grabada en las mentes de los asistentes. Adrián Mouján
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