El cantante y compositor Andrés Calamaro revivió el sábado su vínculo con el público porteño y convirtió al Hipódromo de Palermo en un ámbito rockero con el recital que cerró su gira "Bohemio Tour", que lo llevó a realizar unas 30 presentaciones por Argentina y Latinoamérica.
El Hipódromo de Palermo marcó el reencuentro de Calamaro con 25.000 personas, junto a las que compartió una lista de temas a la que le calzaron las nuevas canciones de "Bohemio", el muy buen CD que lanzó este año.
A las 21.30, los acordes de "Mi enfermedad" signaron el inicio del show que hizo un recorrido por toda la trayectoria discográfica del artista, rindió algunos homenajes y menciones especiales sobre un escenario que tenía de fondo una pantalla principal y estaba escoltado por otras dos gigantes.
Sin decir una palabra, continuó con "Los ojos", la siempre hermosa "Todavía una canción de amor" y la carta de corazón roto "Crímenes perfectos", completando así el primer bloque de clásicos elegido por Calamaro para inaugurar el reencuentro con su público porteño.
Con mate en mano, "Habla el comandante Calamaro" fueron sus primeras palabras para con los espectadores. Luego pidió disculpas por los 30 minutos de demora y prosiguió "vamos a recuperar el tiempo para llegar a destino, donde quiera que sea ese destino" y de esa forma presentó un segundo tiempo que incluyó temas de su nueva obra: "Bohemio".
Proyectado en la pantalla central "Cuando no estás" fue acompañado por su video oficial y luego enganchado, el homenaje a la libertad que plasmó con la canción que le da nombre al disco, "Bohemio".
Continuó con "Rehenes", un himno al nuevo día y lo que está por llegar con "Plástico fino" y finalizó con la canción del reconocimiento, "Tantas veces".
Otro bloque de temas, no del recuerdo pero sí ya con su historia, comenzó a elevar el calor de un público que no dejaba de bailar ni cantar.
Primero se escuchó "Tres Marías" canción que grabó con Pablo Lezcano y "quien dicho sea de paso, mañana cumple años" expresó el sábado Calamaro y después fue el turno de uno de sus grandes éxitos, "Tuyo siempre".
Sentado detrás del teclado, Calamaro interpretó "Loco" y en seguida, junto a "Carnaval de Brasil" apareció el primer homenaje donde "Walk O The Wild Side" trajo sobre el escenario a la genialidad de Lou Reed, recientemente fallecido.
Promediando el recital, otro de sus grandes éxitos "Algún lugar" fue ovacionado por un público que hacía las veces de coro; luego se hizo canción el segundo homenaje de la noche aparejado con el tema "Me arde" y fue el reconocimiento para los Stones con "Dead Flowers".
Uno de los momentos especiales de la noche, se vivió con la mención de los años eléctricos de Miles Davis y tantos otros virtuosos del jazz.
Llegó así el momento de la improvisación y Julian Kanevsky y Baltasar Comotto en guitarras, Mariano Domínguez en bajo, Sergio Verdinelli en batería, Germán Wiedemer y Calamaro nuevamente ocupando su posición tras los teclados, mostraron versatilidad y precisión al interpretar un repertorio bien variado.
El último disco, "Bohemio" volvió a cobrar protagonismo con la interpretación de otros de sus temas, en este caso un rock clásico fiel a su estilo que retrotrae a su época junto a Los Rodríguez, bautizado "Doce pasos".
La famosa frase "Unos chinos en Madrid" tuvo lugar en "Te quiero", donde Calamaro hizo alusión a Fito Páez, también nombró a León Gieco y seguido, la introducción con "el hipódromo es un buen lugar para cantarle al salmón" invitó al público a acompañar la melodía con la letra de "El salmón".
Un show mesurado, de dos horas y un poco más, con un gran sentido en los hits, fue completado con los movidos "Días distintos" y "Sin documentos", el hermoso "Estadio Azteca", el pedido de "Flaca" y clausurado por la dulce "Paloma", canción con la cual besó el piso del escenario y se despidió del Hipódromo.
Como no podía ser de otra forma y ante un público que aún no estaba satisfecho, apareció nuevamente Calamaro en escena desgranando los acordes de "Alta suciedad".
La sorpresa fue con "Los chicos", tema que estuvo dedicado a grandes artistas que ya no están y acompañado por un video proyectado por la pantalla principal con fotos de Aníbal Troilo, Luca Prodan, Luis Alberto Spinetta, Miguel Abuelo y Rodrigo Bueno, entre otros músicos.
Cerati también tuvo su reconocimiento cuando los artistas comenzaron a interpretar "De música ligera", canción que marcó el final de un show que, sin desperdicios, transitó por todos los géneros, emociones y recuerdos.
No pudo faltar el tradicional cántico de un público que aún insaciable quería que Calamaro siga tocando; debe haber sido por los dos años de ausencia sobre el escenario que la frase "una más y no jodemos más" dejó con hambre calamaresco y ganas de seguir cantando a la par a 25.000 personas.
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