Metallica, una de las más reconocidas bandas de heavy metal del mundo, ofreció un insólito concierto bajo cero, en los hielos de la Antártida, ante poco más de un centenar de asistentes que escucharon al grupo mediante auriculares para evitar un impacto medioambiental.
En el interior de un domo (carpa) transparente, de doce metros de diámetro y seis de altura, con la belleza de las intensas aguas azules de la Caleta Porter y la blancura del glaciar Fourcade como telón de fondo, Metallica descargó la potencia del sonido heavy metal pero, sin amplificadores, sólo fue perceptible a través de auriculares.
Durante una hora, Metallica desgranó algunos de sus más notables éxitos, como "Creep creeping death", "Sad bat true", "Blackened" y "Nothing else matters", todo un himno para los fans de la banda californiana, que ha vendido más de 100 millones de discos en sus treinta años de trayectoria.
En el domo, toda la fuerza de Metallica a través de los auriculares y, apenas perceptible, el ritmo amortiguado de la batería de Lars Ulrich y los gritos de los fans sin los cascos mientras, a pocos metros, un grupo de skuas -aves autóctonas de la Antártida- dormitaban en una charca y un puñado de pingüinos y elefantes marinos descansaban indiferentes a la insólita convocatoria.
Un concierto precedido de más de un año de intenso trabajo y de un meticuloso protocolo sobre impacto medioambiental supervisado por la Dirección Nacional Antártica (DNA) argentina que ha implicado el uso de auriculares y la cuidadosa instalación de más de 25 toneladas de equipos, incluidas placas solares, para evitar cualquier tipo de impacto en el entorno.
Tampoco el frío -que llegó a alcanzar los dos grados bajo cero- afectó al grupo porque dentro de la carpa la temperatura fue "totalmente normal" y el clima con el público "muy cálido", agregó.
La presencia de Metallica en Carlini alteró, por un día, la actividad de las bases cercanas y convocó a científicos de Uruguay, Chile, Polonia, Corea del Sur, Rusia, Brasil y Alemania, que se mezclaron con los 19 admiradores de la banda seleccionados en cinco países latinoamericanos para asistir al concierto en la Antártida.
Superado el desafío antártico, Metallica piensa ya en un nuevo disco para el próximo año y en otro reto.
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