Carca volvió al país y se sumó a Babasónicos.
"Me tranquiliza sobremanera percibir las mínimas o máximas influencias que he desparramado a lo largo de estos años. Quizá no me gustan las formas artísticas que toman, pero sí me atrae percibir la influencia de mi obra en muchos grupos nuevos y en escenas del underground. No creo que todos los artistas puedan sostener que han dejado alguna huella tangible en la reformulación por parte de otras bandas."
Ajá, mira vos. Carca dice esto muy suelto de cuerpo, y cuando se le repregunta dónde están esas huellas contesta: "En todos los grupos que descubrieron el glam rock después de que yo se lo mostré -je-. Me parece que Syd Barrett, Marc Bolan y toda esa escena de fines de los años ‘60 de Londres estaban superfanatizados con esa forma casi diabólica de hacer blues y boogie y crearon una nueva música. De alguna manera, yo logré hacer una nueva música también al castellanizar esa faceta del rock que acá no teníamos y que ahora sólo se puede denominar Carca".
Para quienes no sepan quién es este singular personaje del rock vernáculo, se podría resumir que encendió la luz de su faro personal (mide dos metros de altura) en tiempos sónicos (principios de la década del ‘90) con su grupo inédito Tía Newton, para luego largarse como solista apadrinado por artistas como Daniel Melero y a la par de sus amigos Babasónicos (ambos grabaron en su álbum debut, Miss Universo). Desde 1993 hasta aquí, este guitarrista de estirpe freak editó cinco discos, de los cuales el último de ellos, Divino, de 2003, incluye la participación de Andrés Calamaro y Juanse.
Recluido en España desde fines de 2001, el año pasado regresó definitivamente al país, y mientras preparaba su nuevo trabajo discográfico los Babasónicos lo convocaron para reemplazar momentáneamente a su bajista, Gabo Manelli. "Es una fusión de lo más natural; Gabo necesitaba descansar y me pasó la posta. Para mí, es un bonus track que la vida me brinda. Con ellos somos hermanos en la vida y en el arte, y el hecho de salir de gira, interpretando sus canciones desde un lugar atípico para mí, como es el bajo, es realmente hermoso".
Antes de partir con Babasónicos hacia Estados Unidos (para actuar en Nueva York y Miami) Carca se reencontrará con su público porteño con Carola Bony en bajo y Diego Castellano, de Babasónicos, en batería. "Hace muchos años que toco en trío, tratando de entender cómo es la dinámica de esa trilogía diabólica, que puede sonar grandilocuente o miserable, porque el trío tiene eso, es una trampa: ganas todo o perdes todo. Aquí casi no hay tríos que suenen con la potencia que sonamos nosotros, y no tiene que ver con el volumen, sino con cierto swing, que es el nuestro."
-Empezar de nuevo, una y otra vez, parece una característica tuya...
-Creo que es parte de cómo entiendo el entorno. Es el resultado de las acciones que llevo a cabo día a día y refleja perfectamente lo que opino acerca de todo lo que me rodea. No estaría muy cómodo en otra escena, me gusta poder ser irresponsable con la demanda, de alguna manera, y eso a la larga la gente creo que lo disfruta también. Nunca quise subirme a la rueda interminable impuesta por las compañías discográficas cuando uno saca un disco: promoción, gira y todas esas cosas. Siempre pensé que no tenía por qué ser así y que uno es el único constructor de su carrera.
"Me tranquiliza sobremanera percibir las mínimas o máximas influencias que he desparramado a lo largo de estos años. Quizá no me gustan las formas artísticas que toman, pero sí me atrae percibir la influencia de mi obra en muchos grupos nuevos y en escenas del underground. No creo que todos los artistas puedan sostener que han dejado alguna huella tangible en la reformulación por parte de otras bandas."
Ajá, mira vos. Carca dice esto muy suelto de cuerpo, y cuando se le repregunta dónde están esas huellas contesta: "En todos los grupos que descubrieron el glam rock después de que yo se lo mostré -je-. Me parece que Syd Barrett, Marc Bolan y toda esa escena de fines de los años ‘60 de Londres estaban superfanatizados con esa forma casi diabólica de hacer blues y boogie y crearon una nueva música. De alguna manera, yo logré hacer una nueva música también al castellanizar esa faceta del rock que acá no teníamos y que ahora sólo se puede denominar Carca".
Para quienes no sepan quién es este singular personaje del rock vernáculo, se podría resumir que encendió la luz de su faro personal (mide dos metros de altura) en tiempos sónicos (principios de la década del ‘90) con su grupo inédito Tía Newton, para luego largarse como solista apadrinado por artistas como Daniel Melero y a la par de sus amigos Babasónicos (ambos grabaron en su álbum debut, Miss Universo). Desde 1993 hasta aquí, este guitarrista de estirpe freak editó cinco discos, de los cuales el último de ellos, Divino, de 2003, incluye la participación de Andrés Calamaro y Juanse.
Recluido en España desde fines de 2001, el año pasado regresó definitivamente al país, y mientras preparaba su nuevo trabajo discográfico los Babasónicos lo convocaron para reemplazar momentáneamente a su bajista, Gabo Manelli. "Es una fusión de lo más natural; Gabo necesitaba descansar y me pasó la posta. Para mí, es un bonus track que la vida me brinda. Con ellos somos hermanos en la vida y en el arte, y el hecho de salir de gira, interpretando sus canciones desde un lugar atípico para mí, como es el bajo, es realmente hermoso".
Antes de partir con Babasónicos hacia Estados Unidos (para actuar en Nueva York y Miami) Carca se reencontrará con su público porteño con Carola Bony en bajo y Diego Castellano, de Babasónicos, en batería. "Hace muchos años que toco en trío, tratando de entender cómo es la dinámica de esa trilogía diabólica, que puede sonar grandilocuente o miserable, porque el trío tiene eso, es una trampa: ganas todo o perdes todo. Aquí casi no hay tríos que suenen con la potencia que sonamos nosotros, y no tiene que ver con el volumen, sino con cierto swing, que es el nuestro."
-Empezar de nuevo, una y otra vez, parece una característica tuya...
-Creo que es parte de cómo entiendo el entorno. Es el resultado de las acciones que llevo a cabo día a día y refleja perfectamente lo que opino acerca de todo lo que me rodea. No estaría muy cómodo en otra escena, me gusta poder ser irresponsable con la demanda, de alguna manera, y eso a la larga la gente creo que lo disfruta también. Nunca quise subirme a la rueda interminable impuesta por las compañías discográficas cuando uno saca un disco: promoción, gira y todas esas cosas. Siempre pensé que no tenía por qué ser así y que uno es el único constructor de su carrera.
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