FACE TO FACE vuelve a Buenos Aires el 9 de Julio en Uniclub. - Increiblemente MINERAL viene al pais y se presentarán el jueves 22 de agosto en GIER, junto a MOFA y otros créditos emocore locales. - El 5 y 6 de abril se producirá la esperadísima vuelta de CIENFUEGOS sobre el escenario de Groove. - Noche a puro hardcore el 17 de mayo en Gier con la presentación de los californianos TERROR. - El ex MCR FRANK IERO se presenta con su banda The Future Violents el 27 de abril en el Teatrito.-

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sábado, 11 de agosto de 2007

Callejeros toco en cordoba

Finalmente, Callejeros se dio el gusto de tocar en un lugar cerrado por primera vez desde Cromañón. Tal cosa sucedió el reciente fin de semana pasado en Córdoba, ciudad en la que el grupo goza de amistades influyentes (el productor José Palazzo, organizador de Cosquín Rock, es el que asumió el papel de "resucitador") y tiene una red de contención emocional que le permite moverse a sus anchas. Y conseguir el domo mejor provisto de todo el entretenimiento local: el Orfeo.
Allí, en la máxima referencia espacial del show bizz mediterráneo, Pato Fontanet y los suyos tocaron el sábado y el domingo, reuniendo entre las dos fechas unas 16 mil personas, según los organizadores. Y el dato a rescatar no fue la puesta en escena, ni la prepotencia del sonido, ni el operativo de seguridad, que demandó de 75 efectivos de la Policía de la Provincia y otros 110 de una fuerza privada. "El" dato fue que, durante el desarrollo de los dos shows, no hubo ninguna referencia a las víctimas de Cromañón. Es decir, Callejeros parece lanzado al ciclo grabación - disco – presentación en directo como si nada hubiera sucedido. La banda sí tomó posición en una entrevista concedida al diario La Voz del Interior, en la que el saxofonista Juancho Carbone hizo de portavoz y declaró en primera persona "No tengo miedo de ir preso", en alusión a la causa que lo tiene a él y a sus compañeros como acusados de estrago doloso, y por la que comparecerán en juicio oral el año que viene. Mientras tanto, siguen circulando los rumores de la división de aguas dentro del grupo con respecto al rumbo estratégico de la defensa, luego del distanciamiento de su anterior abogado, Eduardo Guarna.
Si bien los conciertos se promocionaron con moderación y la vía pública se hizo con pocos días de margen, la fecha del sábado se agotó a la velocidad de la luz. La taquilla del domingo, por el contrario, se fue liquidando gradualmente. Como sea, se logró la multitud esperada. Esa multitud, previsiblemente, estuvo conformada por mayoría cordobesa, pero también por un amplio número de fanáticos que se llegaron desde varias provincias como Mendoza, Entre Ríos y, por supuesto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. A algunas barriadas bonaerenses saludó Pato Fontanet desde el escenario. Hubo guiños a Celina, su patria chica, Mataderos, Tapiales, Parque Chacabuco y Ramos Mejía.
En las horas previas a los shows, la euforia y la limadura "callejera" contrastó con el complejo Dinosaurio, un mall digno del Primer Mundo conectado con el Orfeo mediante un puente peatonal. Y ese contraste se volvió más radical ayer a la mañana, cuando, en el centro de Informes del lugar y en un local llamado Tiendas Vesta, comenzaron a venderse las entradas para Soda Stereo (tocará en el Chateau el 15 de diciembre) y arribó gente dispuesta a pagar un VIP de $ 430 o un platea de $ 230.
Mientras tanto, por afuera del mall trataban de hacerse unos mangos vendedores de merchandising no oficial. Entre ellos, se destacaba quien vendía remeras amarillas con los estampados, en negro, de "Basta de culpar a Callejeros" en el pecho y "no incentivaban la pirotecnia, no coimearon, no cerraron la puerta, ¿culpables de qué?" en la espalda. Precio de venta final: $ 25.
La marca Rocanroles Argentinos fue la única con autorización para montar un stand en los pasillos del Orfeo. E hizo valer su exclusividad: Palazzo se había comprometido a dejar repartir la revista Decibeles, una modesta publicación cordobesa que había hecho tapa con Callejeros en su último número, pero los responsables del emprendimiento se encontraron con un "acá no" de la gente que explota el merchandising oficial.
Antes de acceder a la zona de esta disputa, el público debió someterse a un cacheo riguroso pero no extremo, que no impidió que se filtraran encendedores, aun cuando la organización pidió encarecidamente no llevarlos. No obstante, éstos sólo se utilizaron para encender cigarrillos y algún que otro joint, pero no para el uso de pirotecnia, ni para combatir el apagón pre show, en el que sí se destacaron las pantallitas de celulares como si de un concierto de Keane se tratara. El show del sábado comenzó con 20 minutos de demora (el inicio estaba previsto a las 19), y tuvo a Fontanet tan concentrado, que su rictus llegó a comunicar cierta tristeza. No dijo ni mu hasta cerca del sexto tema, cuando soltó el ambiguo: "buenas tardes, buenas noches; lugar cerrado y trapos, imagínense cómo ando". En rigor, esta fue la segunda vez que Callejeros tocó en Córdoba en un lugar cerrado. Es que ya lo había hecho el año pasado en Palm Beach, un boliche de la zona del ex Abasto en el que se presentó después de un de boca en boca desatado en la tarde previa. Claro que en esa oportunidad no abrieron boleterías ad hoc, pero sí le cobraron diez pesos a los que llegaron sobre la hora.
Otros textuales de Pato durante el primer show: "Los veo medio remolones hoy"; "gracias por las remeras que tiran, pero apunten al pecho, no a la cabeza"; "fuera de joda, no saben lo importante que es hoy… otro día les cuento, pero no saben lo importante que son". El líder, que empezó con buzo negro, siguió con remera de Señales y terminó con otra de Ciudad Baigón, también leyó flyers de bandas afines como Etiqueta y Ojos Locos, que hará un microestadio de Ferro el 25 de agosto. Precisamente, el baterista de Ojos Locos y también miembro de Xeito Novo, Luis Gastón Lamas, reforzó a Callejeros en el doblete cordobés como percusionista. Otro aval musical de peso lo ofreció la línea de vientos de Dancing Mood: Luis Lobo (trompeta), Sergio Colombo (también Natty Combo, en saxo tenor) y Martín Gesualdi (también de Cuatro Varas, en trombón), músicos que alternaron solos en Canciones y almas, en la segunda mitad del show. Esta suerte de banda complementaria se completó con Estela Carbone, hermana de Juancho, como coreuta.
Al igual que Pato, la puesta escénica se cambió tres veces. El primer telón de fondo dejaba ver la pintura de una acrópolis cuyo Partenón, a sus pies, tenía rendidos a un león, un tigre, una iguana y a un ciervo; y luego de dos intervalos bien "ricoteros" a espaldas de los músicos aparecieron una Buenos Aires deshabitada y un pavo real tridimensional pero con cabeza de cuervo. Para terminar de imaginar la puesta, sólo hay agregar dos pantallas laterales, que proyectaban el show en tiempo real y dejaban ver algunos sobreimpresos que ni Saborido usaría en Todo por dos pesos por considerarlos demasiado grasas. ¿Material para un próximo DVD? Muy probablemente.
El sábado, Callejeros planteó un show con climas cambiantes, algo que no resulta muy aconsejable para una banda que no sabe matizar. El domingo, quizá producto de una autocrítica o sólo porque el ánimo estaba más arriba, la cosa fue más palo y a la bolsa; y, por ende, más entretenida. Eso sí, ambos shows tuvieron un meridiano tanguero con Fantasía y realidad y Límites, temas en los que Juancho Carbone tocó el bandoneón, cantó y chapeó con un timbre malevo.
Para acercar una sensación de qué tal Callejeros en Córdoba, bien valdría reproducir la declaración de un efectivo de la fuerza: "todo se desarrollo con absoluta normalidad". Pero el agente declarante estaba afuera. Adentro, se punguearon celulares y billeteras de lo lindo y, en la fecha del cierre, por escenas de pugilato tuvo que decir lo que nunca hubiera querido. ¡¡¡Cuidado!!!
Por Germán Arrascaeta
Mirá el video de la presentación de Callejeros filmado por un asistente al recital:

Finalmente, Callejeros se dio el gusto de tocar en un lugar cerrado por primera vez desde Cromañón. Tal cosa sucedió el reciente fin de semana en Córdoba, ciudad en la que el grupo goza de amistades influyentes (el productor José Palazzo, organizador de Cosquín Rock, es el que asumió el papel de "resucitador") y tiene una red de contención emocional que le permite moverse a sus anchas. Y conseguir el domo mejor provisto de todo el entretenimiento local: el Orfeo.
Allí, en la máxima referencia espacial del show bizz mediterráneo, Pato Fontanet y los suyos tocaron el sábado y el domingo, reuniendo entre las dos fechas unas 16 mil personas, según los organizadores. Y el dato a rescatar no fue la puesta en escena, ni la prepotencia del sonido, ni el operativo de seguridad, que demandó de 75 efectivos de la Policía de la Provincia y otros 110 de una fuerza privada. "El" dato fue que, durante el desarrollo de los dos shows, no hubo ninguna referencia a las víctimas de Cromañón. Es decir, Callejeros parece lanzado al ciclo grabación - disco – presentación en directo como si nada hubiera sucedido. La banda sí tomó posición en una entrevista concedida al diario La Voz del Interior, en la que el saxofonista Juancho Carbone hizo de portavoz y declaró en primera persona "No tengo miedo de ir preso", en alusión a la causa que lo tiene a él y a sus compañeros como acusados de estrago doloso, y por la que comparecerán en juicio oral el año que viene. Mientras tanto, siguen circulando los rumores de la división de aguas dentro del grupo con respecto al rumbo estratégico de la defensa, luego del distanciamiento de su anterior abogado, Eduardo Guarna.
Si bien los conciertos se promocionaron con moderación y la vía pública se hizo con pocos días de margen, la fecha del sábado se agotó a la velocidad de la luz. La taquilla del domingo, por el contrario, se fue liquidando gradualmente. Como sea, se logró la multitud esperada. Esa multitud, previsiblemente, estuvo conformada por mayoría cordobesa, pero también por un amplio número de fanáticos que se llegaron desde varias provincias como Mendoza, Entre Ríos y, por supuesto, Ciudad Autónoma de Buenos Aires y Gran Buenos Aires. A algunas barriadas bonaerenses saludó Pato Fontanet desde el escenario. Hubo guiños a Celina, su patria chica, Mataderos, Tapiales, Parque Chacabuco y Ramos Mejía.
En las horas previas a los shows, la euforia y la limadura "callejera" contrastó con el complejo Dinosaurio, un mall digno del Primer Mundo conectado con el Orfeo mediante un puente peatonal. Y ese contraste se volvió más radical ayer a la mañana, cuando, en el centro de Informes del lugar y en un local llamado Tiendas Vesta, comenzaron a venderse las entradas para Soda Stereo (tocará en el Chateau el 15 de diciembre) y arribó gente dispuesta a pagar un VIP de $ 430 o un platea de $ 230.
Mientras tanto, por afuera del mall trataban de hacerse unos mangos vendedores de merchandising no oficial. Entre ellos, se destacaba quien vendía remeras amarillas con los estampados, en negro, de "Basta de culpar a Callejeros" en el pecho y "no incentivaban la pirotecnia, no coimearon, no cerraron la puerta, ¿culpables de qué?" en la espalda. Precio de venta final: $ 25.
La marca Rocanroles Argentinos fue la única con autorización para montar un stand en los pasillos del Orfeo. E hizo valer su exclusividad: Palazzo se había comprometido a dejar repartir la revista Decibeles, una modesta publicación cordobesa que había hecho tapa con Callejeros en su último número, pero los responsables del emprendimiento se encontraron con un "acá no" de la gente que explota el merchandising oficial.
Antes de acceder a la zona de esta disputa, el público debió someterse a un cacheo riguroso pero no extremo, que no impidió que se filtraran encendedores, aun cuando la organización pidió encarecidamente no llevarlos. No obstante, éstos sólo se utilizaron para encender cigarrillos y algún que otro joint, pero no para el uso de pirotecnia, ni para combatir el apagón pre show, en el que sí se destacaron las pantallitas de celulares como si de un concierto de Keane se tratara. El show del sábado comenzó con 20 minutos de demora (el inicio estaba previsto a las 19), y tuvo a Fontanet tan concentrado, que su rictus llegó a comunicar cierta tristeza. No dijo ni mu hasta cerca del sexto tema, cuando soltó el ambiguo: "buenas tardes, buenas noches; lugar cerrado y trapos, imagínense cómo ando". En rigor, esta fue la segunda vez que Callejeros tocó en Córdoba en un lugar cerrado. Es que ya lo había hecho el año pasado en Palm Beach, un boliche de la zona del ex Abasto en el que se presentó después de un de boca en boca desatado en la tarde previa. Claro que en esa oportunidad no abrieron boleterías ad hoc, pero sí le cobraron diez pesos a los que llegaron sobre la hora.
Otros textuales de Pato durante el primer show: "Los veo medio remolones hoy"; "gracias por las remeras que tiran, pero apunten al pecho, no a la cabeza"; "fuera de joda, no saben lo importante que es hoy… otro día les cuento, pero no saben lo importante que son". El líder, que empezó con buzo negro, siguió con remera de Señales y terminó con otra de Ciudad Baigón, también leyó flyers de bandas afines como Etiqueta y Ojos Locos, que hará un microestadio de Ferro el 25 de agosto. Precisamente, el baterista de Ojos Locos y también miembro de Xeito Novo, Luis Gastón Lamas, reforzó a Callejeros en el doblete cordobés como percusionista. Otro aval musical de peso lo ofreció la línea de vientos de Dancing Mood: Luis Lobo (trompeta), Sergio Colombo (también Natty Combo, en saxo tenor) y Martín Gesualdi (también de Cuatro Varas, en trombón), músicos que alternaron solos en Canciones y almas, en la segunda mitad del show. Esta suerte de banda complementaria se completó con Estela Carbone, hermana de Juancho, como coreuta.
Al igual que Pato, la puesta escénica se cambió tres veces. El primer telón de fondo dejaba ver la pintura de una acrópolis cuyo Partenón, a sus pies, tenía rendidos a un león, un tigre, una iguana y a un ciervo; y luego de dos intervalos bien "ricoteros" a espaldas de los músicos aparecieron una Buenos Aires deshabitada y un pavo real tridimensional pero con cabeza de cuervo. Para terminar de imaginar la puesta, sólo hay agregar dos pantallas laterales, que proyectaban el show en tiempo real y dejaban ver algunos sobreimpresos que ni Saborido usaría en Todo por dos pesos por considerarlos demasiado grasas. ¿Material para un próximo DVD? Muy probablemente.
El sábado, Callejeros planteó un show con climas cambiantes, algo que no resulta muy aconsejable para una banda que no sabe matizar. El domingo, quizá producto de una autocrítica o sólo porque el ánimo estaba más arriba, la cosa fue más palo y a la bolsa; y, por ende, más entretenida. Eso sí, ambos shows tuvieron un meridiano tanguero con Fantasía y realidad y Límites, temas en los que Juancho Carbone tocó el bandoneón, cantó y chapeó con un timbre malevo.
Para acercar una sensación de qué tal Callejeros en Córdoba, bien valdría reproducir la declaración de un efectivo de la fuerza: "todo se desarrollo con absoluta normalidad". Pero el agente declarante estaba afuera. Adentro, se punguearon celulares y billeteras de lo lindo y, en la fecha del cierre, por escenas de pugilato tuvo que decir lo que nunca hubiera querido. ¡¡¡Cuidado!!!

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