Por cuarto año consecutivo, el músico Andrés Calamaro presentó un show para despedir el año desde el escenario del Club Ciudad de Buenos Aires. Además de regalar su música reflexionó sobre el estado del rock.
Ante un Club Ciudad exultante, anoche Andrés Calamaro comenzó a despedir el año con un concierto en el que recorrió muchos de sus grandes éxitos. El recital sirvió además como presentación en vivo de su monumental Box Set de seis discos, que editó a mediados de 2009, con muchos viejos hits, grabaciones encontradas y temas nuevos.
El show arrancó a las 21.05 con una buena versión de Jumping Jack Flash, de los Rolling Stones. Y le siguieron, El salmón y Mi enfermedad, que hicieron deleitar a una multitud integrada por muchos jóvenes. Pese a que el volumen no fue el adecuado para un show de rock (debido a quejas de vecinos, los conciertos en el Ciudad deben realizarse dentro de los parámetros de una cantidad de decibles bastante bajos), la fiesta fue total.
Calamaro interpretó un amplio repertorio, donde se destacó "La mirada del adiós": quizás la canción más conmovedora y menos conocida del Buena suerte de Los Rodríguez. Una fotografía perfecta de una separación de pareja ("Cuando me di vuelta ya no estabas, yo sólo buscaba la mirada del adiós") y un gran rescate emotivo.
De hecho, la semana que viene, tras la presentación en el mismo lugar de Gustavo Cerati, el Club Ciudad dejará de funcionar como un sitio para grandes recitales.
Hoy Calamaro volverá a presentarse, pero en el Luna Park, con un show que -según explicó- será menos eléctrico que el del día anterior. En el mítico estadio de Corrientes y Bouchard no habrá, desde las 20.30, cuando empiece el concierto, rejas que separen lo que será "campo" y platea. Las entradas más caras eran las superpullman, a 300 pesos.
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