El británico Roger Waters, que ofrecerá desde el miércoles nueve conciertos en el estadio de River, es uno de los más lúcidos cultores de un linaje musical que, desde las orillas del rock, cultivó el diálogo con otros géneros, la experimentación con las formas y los préstamos con la literatura.
La sonoridad del rock nació asociada a estructuras armónicas triádicas y sencillas -con desarrollos poéticos también modestos- y, desde ese punto de partida, creció hacia diferentes horizontes.
Waters, como líder de Pink Floyd pero también desde otras trincheras, es la corporización de uno de esos desarrollos, que combinó el estímulo salvaje del rock con la formación clásica, la unidad y cohesión de una obra conceptual y los cruces -a partir de una relación con la palabra más compleja y elaborada- hacia lecturas contestatarias.
Ese salto se consolidó puertas adentro de Pink Floyd con la transición entre la época inaugural con Syd Barret como compositor de la banda (1965-1968) y el momento en que Waters se erigió en su centro creativo.
Aquella primera etapa, más psicodélica y descarnada, tuvo como estandarte al disco "Piper at the Gates of Dawn" (1967).
La segunda ya se insinúa en "Ummagumma" (1969), cuya pieza principal, de 12 minutos de duración, sugiere la densidad de las canciones por venir.
Las denominaciones de "rock progresivo" o "rock sinfónico" servían ya como aproximación a una estética que, sea por el afán de desbordar la estructura clásica de secciones y estribillos, en el primer caso; o por sus citas a otros continentes musicales, en el otro; rugía una incomodidad con los contornos más primitivos del rock de su tiempo.
La popularidad de la banda cobró una nueva dimensión con "Dark Side of the Moon" (1973), en el que Waters matizó la extensión de las frases musicales de los trabajos anteriores.
La atmósfera etérea de "Breathe in the Air" o la guitarra reverberada de David Gilmour en "Money" fueron algunos de los trazos del disco más vendido de la banda.
Prosiguió "Wish You Where Here", con la sonoridad acústica y la belleza lírica de la canción que nombró el álbum y "Animals", el material más oscuro y caústico de la discografía, con citas a "Rebelión en la granja", la fábula política de George Orwell.
Si en "Aminals" la guitarra de Gilmour conservaba un lugar preponderante, "The Wall" (1979) constituyó el pico de control de Waters sobre la estética de Pink Floyd.
Sin embargo, el disco, con un trazo autobiográfico nunca abiertamente aceptado, inmortalizó, además de "Another Brick in the Wall", el solo de guitarra de Gilmour en "Confortably Numb".
La áspera convivencia entre Waters y Gilmour desembocó en el alejamiento del bajista en 1985 y una disputa legal.
Hubo un fugaz encuentro entre Waters, Gilmour, Rick Wright y Nick Mason en 2005, en Londres, donde tocaron seis canciones en el marco del festival benéfico "Live 8". Bastó para que los dos líderes de la antigua banda ratificaron la voluntad de mantenerse a distancia.
En su nueva etapa solista, Waters alumbró álbumes conceptuales y una ópera, "Ça Ira" (expresión francesa que significa todo saldrá bien), inspirada en la Revolución Francesa y en ideas musicales de Mahler, Brahms, Prokofiev, Verdi, Donizetti y Puccini.
La pieza, criticada por la excesiva coralidad de marcas musicales, en cualquier caso ratifica que la estirpe artística de Waters nunca se redujo a los horizontes de una corriente del rock más cerca a la caricatura que al gesto artístico.
Roger Waters arribó a la Argentina y ya está instalado en el Faena Hotel, del barrio de Puerto Madero, tras haberse presentado en Santiago de Chile.
El bajista, cantante y compositor llegó acompañado de su esposa Laurie Durning y de su hijo Harry, tecladista de la banda que lo secundan en "The Wall Live", espectáculo que presentará desde el miércoles en una serie de nueve conciertos que ofrecerá en el estadio de River (los días 7, 9, 10, 12, 14, 15, 17, 18 y 20 de marzo).
Aunque el ex Pink Floyd batió récords en la venta de entradas, todavía quedan algunos remanentes de las funciones en el marco de una gira a la que, hasta el momento, asistieron 1.600.000 personas.
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