La Mancha de Rolando

El pasado viernes, La Mancha de Rolando se presentó; entre globos y papelitos empezó a sonar "Angel del Docke". Con esa canción, La Mancha abrió su último show del año en Capital Federal. La gente se prendió enseguida, y los que estaban reposando al fondo del Teatro de Flores se acercaron al escenario.
El recital empezó con un Manu extrañamente callado. Pero no hicieron falta muchos temas para que el Negro se hiciera cargo de la situación. Después de "Regala", "Sincera" y "Buscar", vino el "Chino", una canción en la que, según palabras del mismo vocalista de la banda, "el Teatro se convierte en un café concert en el que el pianista toca melodías tristes". Y así lo vivió, sobre todo la audiencia femenina. Al ritmo de "de ahora en más viviré viajando, lejos de todo lo que me hace mal", las chicas se treparon a los hombros de los muchachos y crearon el ambiente que buscaba la banda.
Para cambiar un poco el ritmo, llegó "Cabrón", tema acompañado por dos saxofonistas que no se quedaron quietos ni un minuto.
"Dónde vamos" fue otra que le gustó a la platea femenina, y también a los chicos, que no se quedaron sin cantar. Una que pegó mucho fue "Arde la ciudad", uno de los temas más cantados por las quinientas personas que se hicieron presentes en el reducto de Flores.
La tranquilidad ya se estaba haciendo monótona, y, por eso, Manu anunció: "Vamos a hacer un poco de quilombo". Y así fue. Con "una historia de campo" (así la definió), "La Planta" hizo saltar hasta al que estaba sentado.
Después llegó el turno de los invitados. Piraña, de Uva Chinche, se subió con su guitarra y empezaron a sonar canciones como "Lodi", "Mago de la lluvia", y hasta "La 66", de Pappo.
"Melodía simple" fue la que dejó solo a Manu con una luz de frente como si fuera la estrella de la ópera. "No quisiera que cambies, no hace falta para mí", entonó en el escenario bajo el reflector el muchacho de Avellaneda.
Pero la soledad le duró poco. "Siempre esperando" los volvió a reunir a los cinco -más invitados- y empezaron las despedidas sin fin. "Esto está bueno, verse después de tanto tiempo, cara a cara. Siempre es lindo cantar las canciones mirándolos a los ojos", tiró Manu, en un ataque de cariño por el público. El que siempre demuestra.
Cerca de las 23.20 empezó a llegar el final. Al ritmo de "Alta suciedad", de Andrés Calamaro, los cinco chicos del Sur empezaron a decir adiós.
El final definitivo, otra vez con papelitos y globos amarillos y rojos (haciendo honor a los colores del último CD) estuvo a cargo de "Antes". Los que se habían quedado quietos, volvieron a saltar. Los que no lo habían hecho en toda la noche, tuvieron su oportunidad.