La ascendente banda Brancaleone presentará su quinto trabajo discográfico "La pena no vale la vida", en el que condensa diez canciones propias, que bucean el rock y su fusión con elementos folclóricos, y una gran versión de "Balada para un loco", de Piazzolla y Ferrer, el sábado 12 en Niceto Club.
El recital que comenzará a las 20 en el reducto porteño de Niceto Vega 5510, barrio de Palermo, contará con trece invitados entre los que se destacan Nahuel Amarilla (La Perra que los Parió), Matías Westerkamp (La Condena de Caín), integrantes de la orquesta de percusión Cafundó y Gonzalo Sosa (Salta la Banca).
Con la producción de Alejandro Vázquez (cuya trayectoria abarcó la historia de grandes artistas como Luis Alberto Spinetta, Rubén Rada, Massacre y Mercedes Sosa), el proyecto que comenzó con cuarenta canciones propias supo condensarse en las diez más representativas de esta nueva etapa que marca "La pena no vale la vida" en la historia de Brancaleone.
"Encontramos cierta calma. No es un disco de una banda de rock, propiamente dicho, también tiene algunos momentos de tranquilidad y en ese plan fueron apareciendo las canciones, tanto en lo musical como en la lírica. Si bien alguna canción no tiene esa serenidad en la melodía, se manifiesta cuando escuchás la letra", expresa Martín Dufou, vocalista y charanguista de Brancaleone.
Este quinto álbum, musicalmente más "folk" que los anteriores, el quinteto incorpora nuevos instrumentos a sus canciones como el violoncello de Nieto y el contrabajo de Urbani (bajista de Branca) en "Amar tu brindis" y el sonido del violín, comandado por Aznarez, en "Habla bla-bla".
"No imaginamos que íbamos a terminar así. Empecé a tomar clases de canto tango porque quería contar las cosas de una forma diferente a como las venía diciendo en Branca, y en algunas canciones utilizamos esos elementos que no tienen nada que ver con lo que soñabamos de una banda de rock", reflexiona el cantante.
Sobre "Balada para un loco", primer cover que Branca incluye en uno de sus álbumes, Dufou relata que "la asistente de Ferrer nos contactó cuando él escuchó una versión que hacíamos de su tema en la publicidad del mundial y nos quiso conocer. Nos dijo que no sabía que la canción podía tener esa energía y la terminó grabando con nosotros".
"Es una gran canción para musicalizar la vida de Branca. Buscamos desde lo emocional que la música nos aporte algo más que las cosas lindas que ya nos ofrece, algo diferente, y así es que hoy tenemos la última grabación de Horacio", agrega con orgullo.
La banda que se formó a finales de los '90 y que se completa con José Giorgi (batería y percusión), Marcelo Henín (guitarras y coros) y Edgardo Bonanni (teclas, acordeón y programación) estalló, como muchas otras bandas, "porque había mucho para decir, sobre todo en los barrios".
"Con la explosión de la crisis -profundiza, sobre una de las cosas que ofició de vehículo de su génesis- se generó una movida colectiva de diálogo, discusión politica, asambleas, clubes del trueque, y las bandas accionamos y acompañamos eso".
Atravesados por letras urbanas y representativas, el vocalista señala que "tratamos de no hacer una bajada de línea sino transmitir lo que sentimos, como parte de la vida que nos toca vivir. Tenemos como herramientas a los instrumentos y la sinceridad. No nos condicionamos porque no tenemos una línea de conducta, y esa es nuestra forma".
"Con Branca -observa- estamos más cerca de la vanguardia emocional que del resto de las cosas. No dejamos que las promociones nos lleven por lugares que no tenemos pensado de antemano. Nos arriesgamos por lo que sentimos y por lo que queremos".
En cuanto a la creatividad constante de la banda, Dufou afirma que siempre buscaron "cosas que estén por fuera de lo convencional", expresión que también le cabe al packaging del álbum que, envuelto en pañuelo de baile folclórico, invita a alojar lágrimas sobre él o a flamearlo en el patio de juegos de la pista.
"La falta de la búsqueda y el hecho de no tomar riesgos, establece la estandarización en todos los aspectos y junto a eso, se pierde la oportunidad de contar algo diferente desde un lugar común. Los discos dejan de tener valor", opina el cantante.
"Cuando una estética gana el escenario y toda la gente se suma a la estética de turno, el resto empieza a hacer algo similar para poder capitalizar algo de su público, y es ahí cuando el movimiento se empieza a vaciar", declara, sobre los momentos de esplendor que tuvieron géneros como el reggae y el rock chabón sobre la escena local.
"Actualmente hay una estética muy fuerte sobre el escenario pero muy pocas ideas en el rock. Hoy lo siento como un poco más estanco en el sonido general, con pocos riesgos en la búsqueda, con salvedades", considera el vocalista.
"Creo que aparecen más rarezas en el folclore que en el rock. Ya no es el que nosotros entendíamos como contracultura", objeta Dufou, de 40 años, mientras recuerda cuando se escapó de su casa para ver a los Redondos y contrasta aquel momento con la compra de entradas a través de la web y con tarjeta de crédito.
"Cuando algo que nació para cuestionar nuestra cultura -enfatiza- se convierte en parte de la cultura pierde un poco de sentido y cruza la barrera de la proliferación del negocio, por sobre todas las cosas".
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