El sol rebota, pica y centellea allí entre tanto color negro. Raros peinados viejos, chupines, musculosas en retazos, camperas, borcegos. Y alguna que otra cresta vencida y delineador oscuro para verte mejor.
Es que la cuarta fecha del festival más importante de la música nacional y mundial ofrecía una grilla donde lo que hay que festejar es la oscuridad sónica que destellan bandas que prometen y aquellas que “como caracoles” a decir de un eternamente dark y vigente Richard Coleman, trazan el camino que casi no se ve pero si se siente.
Y vaya sino suenan los platenses que ya colgaron en el perchero el traje de revelación para reconfirmar en cada show que el rock espacial, sónico, el casi ignoto kraut puede propagarse por estas pampas. Los ‘El Mató a un Policía Motorizado' como en la anterior edición abrieron la fecha en el Escenario principal. Y si bien se quedaron con ganas de más (fueron evidentes los ademanes de un organizador diciendo “basta” y la mueca de tenue desagrado del vocalista y bajista Santiago Motorizado ) siete temas les bastaron para desgranar potencia sónica y desgano oral hacia la concurrencia, código indie que se respeta y no molesta.
Así entre los hitazos no rotados ‘Chica rutera’, ‘Amigo Piedra’ y ‘Vienen bajando’ se sucedieron ‘Navidad de los Santos’, ‘El héroe de la Navidad’ y ‘Navidad de Reserva’( alusión rara si las hay en un grupo que no destila espíritu navideño). ‘Rey del terror’, tema sobre “fin del mundo que se acerca” deparó la única sorpresa del próximo disco de la banda en un breve y contundente set.
Enfrente y al toque ‘202’ ofrecería su pop oscuro con aires de industrial, mucho negro también, algún coqueteo electro y ‘Desaparecedor’, “un tema de otra época” a decir del vocalista que lo rescató de un pasado no muy lejano pero sí de una banda que es recuerdo como ‘Santos Inocentes’.
Fue turno luego de la vigencia de Los 7 Delfines y un Richard Coleman, cuyos documentos y pergaminos permiten erigirlo en sobreviviente del dark nacional, ese que por incomprendido y casi ignorado no haya sembrado la oscura semilla de un fruto ácido, perenne y psicodélico. ‘Héroes’ de David Bowie o sus ex y ochentosos ‘Fricción’ abrieron el set donde sobresalieron hits de la banda - ‘Dale salida’ y ‘Tuyo’ – más cuatro temas superpoderosos de la placa al salir “Carnaval de Fantasmas”.
Sería turno luego del stoner marca Natas con en el que el power trío nacional recorre y desanda densas tinieblas sonoras que pueden remedar a Black Sabbath, Papppo’s Blues y gemas del más experimental Luis Alberto Spinetta. Arrancaron con el viejo ‘Carl Sagan’ y cerraron con ‘Mateoro 2028’. En el medio, ocho temas de diversos discos abonaron el terreno para el arribo de los Black Rebel Motrocycle Club.
Cada vez más locales – esta fue su tercera presentación en Argentina en tan sólo un año – llegaron al Pepsi Music 2008 con una nueva integrante, Leah, baterista de The Raveonettes, en lugar del despedido Nicki Jago. Y a fuerza de violas machacantes, penumbras sónicas y una puesta en escena donde el humo generaba el marco ideal, los chicos de la calavera y las motos ruteras cautivaron a un cada vez concurrido Club Ciudad de Buenos Aires – se calcula unas 8 mil personas durante toda jornada – con Stop, Ain’t no Esay Way , la increíble 6 Barrel Shotgun. Y como Adam Green el último domingo, un Robert Turner en llamas se lanzó sobre el público sin dejar de tocar su guitarra roja.
Y si lo de los BRMC fue sorprendente, el sonido, la actitud, la puesta en escena y el set ofrecido por Trent Reznor y su Nine Inch Nails fue al decir de quienes pudieron verlos y atesorarlos como gema sónica, demoledora y antológica.
Industriales, oscuros, maquinosos, machacantes, rockeros, sanguíneos, cautivantes como la intro de piano en uno de los temas, los oriundos de Cleveland, Ohio dejaron más que en claro que no hace falta rotar en las radios para romperla en escenarios.
Sobre el cierre de la jornada Reznor conmovía los cimientos con la intensidad de su propuesta, con una actitud increíble y en la piel de un frontman que se multiplica en instrumentos, composición y voz. Y en la última media hora del jueves NIN ofrecería el set “Encore” precedida de una extensa lista temas para aquellos fanáticos que atesorarán la noche cual átomo, única e irrepetible. Y un cierre con menos decibeles como para bajar a tierra, rebobinar y darle play a un recuerdo que aquellos que estuvieron difícilmente olviden.
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