Matías Natal es un joven de Junín (Buenos Aires), estudiante de Ingeniería Industrial, que tuvo que realizar un proyecto y ahora tiene la posibilidad de compartirlo con todos. Se trata de una guitarra eléctrica súper económica y totalmente artesanal, que ha realizado con elementos que tal vez resulten graciosos.
En diálogo con la publicación local La Verdad, Matías relató a grandes rasgos cómo fue la construcción de esta guitarra “artesanal”.
Al respecto, comenzó contando que “para el cuerpo he utilizado una vieja tabla de picar, que estuvo sin usar unos cuantos años en la casa de mis abuelos. El mástil fue realizado con una tabla de madera de anchico y la trastera y el pickguard fueron confeccionados de una lámina contrachapada de madera que estaba en el galpón de mi casa sin usarse. Las pastillas, o micrófonos, los hice con retazos de madera que fueron sobrando de los cortes de las anteriores piezas. El alambre de cobre lo saqué de unas piezas de lavarropas que no servían más, al igual que los imanes, y los cilindros de acero los recorté de una varilla”.
Luego, explicó que “hubo piezas que tuve que comprarlas hechas, debido a que no tengo las herramientas para hacerlas. Esas piezas son el puente, compré uno fijo; las clavijas y la varilla para los trastes. Mis conocimientos sobre luthería son nulos y no tengo ninguna herramienta de carpintería, salvo el formón. Puede que haya unos cuantos errores en los métodos que utilicé, pero para aprender, a veces hay que hacer”.
Sobre cómo fue haciendo cada cosa, expresó que “el mango lo hice de una sola pieza, por lo tanto tuve que cortar a lo largo y a lo ancho, un trabajo medio complicado, ya que lo realicé a sierra. Luego vino una fase media complicada: el calado para el alma. Para el tipo de alma que yo utilicé, se necesita una caladura tipo U, o sea que en la parte del medio el calado es más profundo que en los bordes. Hay que tener en cuenta que debe caber la varilla y la tapa”.
Sobre el alma y las tapas, dijo que “el alma la hice con una varilla roscada que compré en la ferretería. En uno de sus extremos coloqué una traba, en forma de T, y en el otro una tuerca de tapa de cilindro de ciclomotor. El tornillo de ajuste también pertenece a una parte de una motito Zanella. La base de apoyo para la cabeza del tonillo la hice con un trozo de chapa gruesa y le di forma a lima. La madera del diapasón, es un trozo que estaba en el galpón de mi casa y traté de darle una curvatura, aunque quedó de un radio bastante grande. Los cortes para los trastes, los hice con una mini sierra y calculé las distancias con un programa para android”.
Una vez terminada la primera parte, Matías Natal dio paso a la segunda fase de este interesante proyecto.
“Los captores o pastillas me llevaron mucho trabajo y obtuve un sonido mejor de lo que esperaba. Recorté la madera e hice agujeros para los conos de acero, laminé unas lengüetas de cedro para las tapitas de los mics y luego tuve que bobinar a mano un alambre de cobre muy fino que saqué de unos motorcitos de timers de lavarropas. Luego de unas horas, y algunos dolores de cuello, terminé el primer captor”, explicó.
Luego, siguió relatando el proyecto y dijo “finalizadas las pastillas, arranqué con el pickguard, también con un trozo de madera que había en casa. Hubo que cortarla despacio y con cuidado, ya que el contrachapado se puede desprender y arruinar la vista de lo ya realizado. Luego calé los mics y les puse cetol. Luego de un lijado arduo y de una primera capa de poliuretano, para maderas, quedó con un buen brillo y quedó armada. Fue mucho trabajo, arduo, pero lo hice con gusto y ahora lo puedo compartir con el público”.
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